28/01/2021

La salud sigue siendo la prioridad

A las puertas de un nuevo año académico, el debate sobre cómo se desarrollará el mismo en el marco de la pandemia requiere necesariamente establecer acuerdos que contengan y expresen las voces de lxs trabajadorxs y del resto de la comunidad educativa. 
Todxs deseamos la vuelta a las actividades presenciales. Sin embargo, ese anhelo (basado en necesidades laborales, pedagógicas y humanas) no está por encima de lo que hoy sigue siendo la prioridad incuestionable: la salud de lxs docentes y la de toda la comunidad. La presencialidad, entonces, no puede darse de cualquier manera ni a cualquier costo.

Durante el 2020 lxs docentes hicimos un gran esfuerzo. Quienes tuvimos la posibilidad y las herramientas a nuestro alcance (disponibilidad de un espacio adecuado para el trabajo, no tener a cargo tareas de cuidado o poder compartirlas con otra/s persona/s, buena conexión a internet, etc.), encaramos la modalidad del teletrabajo para sostener los vínculos pedagógicos con nuestrxs estudiantes y realizar todo tipo de tareas laborales. El trabajo docente como pilar clave en el sostenimiento de la Universidad Pública quedó nuevamente de manifiesto.
Sin embargo, este trabajo virtual tuvo (y tiene) sus costos. La disminución en la calidad educativa y el debilitamiento de las interacciones en el proceso pedagógico; el debilitamiento del sentido colectivo de nuestro trabajo; el empeoramiento, en muchos casos, de las condiciones laborales y la aparición de nuevas enfermedades o dolencias producto del teletrabajo; la exclusión que sufrió una inmensa cantidad de estudiantes a lxs que no les fueron garantizadas las herramientas para continuar el año académico. Estas problemáticas, sumadas a la falta de reconocimiento económico que sufrimos lxs docentes con la negativa de las autoridades a implementar un Bono Compensatorio de carácter universal por los gastos en conectividad, nos alejan de pensar a la virtualidad como un escenario deseable y positivo.
A pesar de eso, los problemas enumerados no pueden apurar una vuelta a la presencialidad sin condiciones que garanticen la seguridad del conjunto de la comunidad educativa. La evaluación de posibles actividades presenciales debería basarse al menos en:
* La elaboración de protocolos sanitarios construidos de manera conjunta con lxs trabajadorxs
* El respeto a los acuerdos ya establecidos en la paritaria nacional
* La puesta en condiciones, en consonancia con los requerimientos sanitarios, de la infraestructura de todos los edificios donde vayan a desarrollarse actividades presenciales
* Una atención precisa a la situación sanitaria y su evolución en la región.
* Que se garanticen los cargos y los reemplazos necesarios para sostener las cátedras y los equipos docentes sin generar una sobrecarga en la jornada laboral.
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